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El alma de la biblioteca

A pesar de la proliferación de juegos para móviles y de estar permanentemente conectados a las redes sociales, aún hay mucha gente que lee libros en el metro y en el autobús, o en la playa o en un parque, y muchos nos preguntamos ¿qué libro será el que tiene entre sus manos, el que leen sus ojos o su mente o su corazón? ¿con que parte del cuerpo se lee? Tal vez con todo el cuerpo. Hay millones de libros, novelas, ensayos, teatro, biografías, comics... Hay millones de personas. Diferentes. Y, al mismo tiempo iguales.

“El alma de la biblioteca” busca lo que nos une a través de los libros en el mejor lugar para ello: una biblioteca pública, un espacio abierto a la comunidad y una fuente de saber, conocimiento y cultura. En un mundo en el que (casi) todo se puede encontrar en internet, sin salir de casa, quizá sea el mejor momento para reivindicar algo que ofrecen las biblioteca: las relaciones personales, entre los usuarios, entre el lector y el libro. Incluso entre los libros.

Reflejar lo individual y, al mismo tiempo, el sentimiento de comunidad. Leer un libro puede ser una de las acciones más íntimas de una persona y, al mismo tiempo se comparte.

La biblioteca es un espacio público en el que la comunidad comparte cultura, se comentan los libros entre los usuarios o en un tablón se comparten recomendaciones. Pero, más allá de la biblioteca, todos los lectores tendrán algo en común. Algo que traspasa edades y nacionalidades.

David Sanz Frías

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